sábado, 12 de abril de 2008

Mi vida bohemia y mi Viva loca

Muchas veces pienso que mi vida se divide en períodos de acuerdo a los lugares donde he residido.
Distingo un capítulo argentino desde mi nacimiento hasta 1995 que decido viajar por Latinoamérica.
Del 95 al 2000 la estancia en Ecuador (con los viajes a varios países) y desde el 2001 hasta la fecha, la compleja aventura catalana.
Mi historia argentina está marcada por la familia y los nobles recuerdos del barrio calzadense: Las calles de tierra, el barro, los vecinos adorables, la Escuela 54, los juegos de corridas y escondites, el imponente campo con vacas que sobrevive frente a la casa de mis viejos...
He tenido una infancia gloriosa, rodeada de cariño, música y enseñanzas profundas. Todo lo bueno se lo debo a mis padres. Por la sabiduría instintiva tucumana me he constituído en este ser, y gracias a esa sólida raíz puedo aún torear las estupideces cometidas. Ellos son un frondozo árbol ancestral donde sus hijas seguimos buscando apoyo.
Más tarde cuando me llegó el amor carnal, mezclado con la ingenuidad de juventud y el arte dramático, mi capítulo argentino comenzó a naufragar en aguas turbias del dolor, la pasión descontrolada, los vicios y el trauma que recién empiezo a destrabar.
Seguramente por una cuestión cronológica el periplo andido haya sido el más vertiginoso, audáz y delirante.
La estancia española me encuentra supuestamente en el punto de madurez y reflexión, casi a mi pesar, porque me niego a perder el dulce encanto de la vida bohemia, y la cuestión es que estoy en Europa y solita me metí en la trampa capitalista.
También debo reconocer que soy una una mujer muy afortunada y el camino continúa brindándome uno de los tesoros más grandes de la existencia: los hermanos del alma.
En Barcelona he hallado perlas como Kika, Carmen o Simón. Amigos con quienes cruzamos el umbral de las distancias. No importa que pase de aquí en más. La vibración y el enlace permanecerán inmune al olvido cualquiera sean las circuntancias.
Este preámbulo de fraternidad me permite llegar a Viva Ruiz, mi Viva loca, "mi ñaña nuyorkina".
Conocí a Viva en 1999 en Brooklyn, exactamente en el Black Betty de Williansburg.
Yo acababa de terminar una petit relación de mes y medio con Roberto, un buen hombre colombiano que verdaderamente en esa época no me merecía. Había conocido a Robert en Medellín tres años antes. Intuyo que fué después de mi concierto en el Bar Berlín del Poblado. Mantuvimos correspondencia postal durante un tiempo y llamada va, llamada viene me invitó a visitarlo en NY. En otra oportunidad contaré con lujos y detalles me aterrizaje a la gran ciudad. Hoy me convoca mi Viva loca y allá voy.
Mi Viva es hija de ecuatorianos. Mi Viva es una gran artista y a mi Viva le encanta el sexo. Inevitable la concatenación cósmica.
Cuando me dí cuenta que el buen Roberto no se merecía una tanguera ávida de noche, recordé que mi amiga Ladna Miller (fotógrafa, ecologista californiana residente en Quito) me había anotado el teléfono de Viva Ruíz -por si en algún momento necesitas algo- con la sugestiva recomendación -te encantará conocerla, es una bailarina muy sensual, una mujer maravillosa-.
Las palabras mágicas: Ecuador, arte y sensualidad quedaron arraigadas en mi mente, y al bar de la cita me dispuse rauda. Allí estaba mi Viva con su baile sexy.
Cuando terminó el show, la esperé tímida y fuimos hacia su casa. Durante la caminata se produjo el milagro: Un encuentro de almas gemelas.
Su generosidad me cautivó de inmediato. La prudencia y calidéz de la conversación me asombraron. Rapidamente supe que era una mujer de grandes pasiones y grandes dolores. Entendí sus sufrimientos y disfruté sus alegrías como propias. Aunque nuestras vidas habían sido muy diferentes, eran similares. Teníamos el mismo espíritu tanguero-libertino.
Después de una intensa charla sobre el sofá leopardo, puse la pista y con el corazón en la mano le canté La última curda.
A partir de esa noche mi hermana Viva me invitó a compartir su apartamento. Pasamos juntas más de tres meses. Fué un tiempo dorado. Al fin tenía mi New York soñada.
Viva se involucró con mi trabajo de cantora. Me introdujo en el Black Betty y presentó los conciertos, diseñó volantes, me acompañó en lo que fuera necesario.
Compartimos estruendosas carcajadas con el oso masturbador y las canciones de Leo Dan. Transcurrimos una navidad en los bares más estravagantes que jamás volveré a conocer. Me regaló unas preciosas botas herencia de Debbie Harry que siguen siendo mi fetiche.
Viva era y es la generosidad con patas.
Ella me hizo suya bautizándome "mi Bibi loca", influenciada por la onda living-rickymartiana que sacudía en aquél momento la manzana. Entonces yo también decidí apropiarme de su almita y la renombré "mi Viva loca" y así nos llamamos hasta la fecha.
Tengo unas fotos en la playa certificando que para comienzos del 2000 también viajamos por Ecuador.
A mediados de este año volví a visitarla con mi compañero de entonces y nuevamente compartimos estrambóticas aventuras.
En el 2003 consiguió que la HBO comprara los derechos de mi interpretación de "Volver" para la serie Real Sex y grabé el tema principal de su telenovela "Rosa Negra"
En el 2004 las tres gatas solteras: Ladna, Viva y Bibi, decidimos re-encontrarnos en Ecuador y pasar un mes de gira.
Eso sí fué una delicia de viaje. Demasiadas bellas sensaciones.
Finalmente en el 2005 mi Viva loca me visitó en Barcelona con su novio.
La historia siguió su curso y lo inevitable. Nos descubrimos en el ciber barrio llamado my space.
Hoy mi Viva loca es una talentosa cineasta. Hoy tu Bibi loca escribe su Vida de Tango.



Viva y Bibi -Bcn 2005-


Ladna y Viva -Ayampe Ecuador 2004-
foto: B G

2 comentarios:

Unknown dijo...

si si si mi bibi loca , cuenta todo! tu hermana de alma aqui en brooklyn siempre te espera con puerta abierta. y oso masturbador. GATAS! al fina comienzas escribir la historia de tu vida! es una historia de amor- i love you mamacita xoxo v

Andrés Emilio dijo...

Bien... que lindos recuerdos. Esa tarde en Ayampe cantaste tango junto a los buseteros de papel. Que buen viaje en la camioneta. Y la Viva rendiendo tributo a su nombre.

Un abrazo desde Guayaquil de mis sudores.